martes, 16 de octubre de 2012

Otoño

Hace tiempo (una vez más) que no he escrito nada. Han pasado más cosas por el mundo, pero de alguna manera todo sigue igual.

Hoy toca entrada intimista. Una vez más el otoño ha vuelto. Una época del año probablemente con muchas cosas para disfrutar pero que, quizás por traumas de mi remota época infantil, me resulta particularmente triste. También es cierto que en otoño hasta las fiestas son tristes (Todos los Santos o Halloween... quien puede concebir algo más triste que pensar en nuestro fin, ni siquiera de forma alegórica).

Este año han coincidido dos cosas que han añadido particular ansiedad a mi estado de ánimo. Una de ellas es que la habitual revisión médica, que ya me da mal rollo cada año, me ha proporcionado algún dato preocupante que me va a llevar a nuevas pruebas y más ansiedad. Supongo que es cuestión de la edad y el destino que siempre anda trasteando. Pero en fín, casi siempre puede decirse eso de que hay cosas peores, y por ahora ese es mi caso. Pero a mi edad uno se empieza a darse cuenta que tiene mucho por detrás y no tanto por delante, y que el futuro se puede delimitar aún más en cualquier momento. Eso da para muchas preguntas y casi ninguna respuesta es satisfactoria.

La segunda circunstancia es que estos días de preocupación por mi salud se ha añadido la ausencia de la persona que está a mi lado habitualmente. Normalmente, esta ausencia me hubiese permitido disfrutar de mi libertad y porque no decirlo incluso de esa tranquilidad plácida que proporciona la soledad asumida de froma gustosa, como yo tengo la fortuna de asumirla casi siempre. Sin embargo, por las circunstancias que ya he contado, una buena parte de estos días destinados en principio a la placidez, me han parecido deprimentes. A partir de la semana que viene, cuando al menos este aspecto de mi vida vuelva a la normalidad, sé que no por ello desaparecerán las causas de mis miedos, pero será distinto. Algo que me pone triste y contento a la vez es recordar los ya varios años trancurridos de una convivencia que a ratos me parece fastidiosa, pero que precisamente ahora me he dado cuenta que en general ha sido hasta ahora muy feliz. Y también darme cuenta lo poco que lo he reconocido. Al menos creo que aún estoy muy a tiempo de hacerlo, si es que los buenos propósitos sirven para algo.

Y, haciendo uno de esos quiebros de línea argumental caóticos a los que tengo acostumbrados a mis hipotéticos lectores, sólo comentar también debo rectificar mis antiguos comentarios sobre Rihanna. Sigo opinando que su primer éxito, "Umbrella", fue una basura informe sin paliativos, pero poco a poco ha ido involucrándose en una música más interesante. "We found love" ha sido su primera canción que realmente me ha gustado y "Russian roulette" es sin duda una canción melancólica muy adecuada para este otoño tal y como me está tocando vivirlo.