miércoles, 25 de septiembre de 2013

Uso horario

Voy a escribir una opinión acerca de uno de esos temas que no interesan a nadie, pero marcan nuestras vidas: el estrambótico uso horario que tenemos en España y la posibilidad de cambiarlo (al parecer exite una comisión de estudio en el Parlamento sobre este tema, ya veremos si va a adelante).

España lleva mucho tiempo, parece ser que desde la Segunda Guerra Mundial, agarrada el CET (Central European Time) pese a que su uso horario natural es el GMT (Greenwich Meridian Time), o sea el que tienen en Portugal, Reino Unido y Marruecos, paises vecinos que caen aproximadamente en el mismo meridiano. (El meridiano de Greenwich pasa por la parte oriental de la península, por lo que, de hecho, el desfase es todavía mayor en casi todo el territorio, hasta de cerca de media hora más en Galicia). El asunto se agrava en verano por el adelanto conjunto en toda Europa de una hora (adelanto que tampoco veo muy justificado; las cifran que dan de ahorro pueden parecer muy grandes, así en bruto, pero en realidad son anecdóticamente pequeñas comparadas con el PIB, por ejemplo).

La consecuencia es que en España anochece pasadas las diez de la tarde/noche en verano, mientras que en invierno hace falta esperar a las nueve de la mañana para ver salir el sol. Lo que sólo sucede en países de gran variación en el número de horas de sol, como los nórdicos, pero no es propio de un país mediterraneo. Tomemos los casos mucho más cercanos de Portugal e Italia, donde en invierno anochece a las cuatro y media de la tarde (puede parecer drástico, dada nuestra deformación histórica adquirida al respecto, pero en realidad es lo que toca) y sin embargo son países latinos, alegres, turísticos y todo lo demás.

La consecuencia del extraño uso horario para nuestros hábitos es funesta pues deforma completamente nuestros hábitos. Así, no es raro ver comer en verano pasadas las tres de la tarde, pero si nos guiásemos por el sol en vez del reloj estaríamos hablando más bien de una hora de almuerzo de la una de la tarde o menos, hora habitual para la mayoría de países. Lo mismo ocurre con la jornada laboral. En invierno, la mayoría de los trabajadores se incorporan al trabajo a las ocho u ocho y media de la mañana, que son siete o siete y media solares, cuando reina la oscuridad más deprimente.

Esperemos que, por una vez, nuestros políticos hagan algo útil y aprueben este cambio. Lo tendrían muy fácil, bastaría con saltarse un año el adelanto veraniego. Con ello iríamos al horario que exitía en España hasta 1974 y del que aún me acuerdo, que es algo más racional. Y el segundo paso, el de atrasar una hora en invierno para llegar al horario GMT puro, podría considerarse a continuación o no, dependiendo de las quejas, que en este país somos muy raritos.

Una tontería que he estado oyendo estos días sobre el tema es que así acabaríamos con la diferencia horario respecto a Canarias. Siendo racionales, esa diferencia habría que mantenerla. Una vez más, se trata de adaptarnos al sol y al meridiano en que cada uno está, no jugar con deformaciones de la realidad como ocurre tantas veces en este país.