lunes, 17 de octubre de 2011

España y Francia

Confieso que la principal razón que me lleva a confiar que el supuesto "conflicto vasco" no se resolverá jamás es el maximalismo propio de los radicales. Si el penoso espectáculo de hoy, cuando un despistado y mediocre ex-secretario general de la ONU, un antiguo militante del IRA y otros cuantos supuestos especialistas en pacificaciones y treguas han agradecido una bonita estancia pagada en el País Vasco y algún cheque generoso firmando lo primero que les han puesto por delante sus anfitriones, hubiera acabado con un llamamiento a la negociación al gobierno español, la cosa se hubiese puesto bastante fea.

Pero no, una vez más el radicalismo les ha perdido. Al pedir negociaciones con España y Francia, el asunto, por muchos esfuerzos que hagan, pasa directamente a las antologías del disparate. Un país serio como Francia se prestará al diálogo político con unos terroristas cuando las ranas críen pelo. Y si es para reconocer la autodeterminación de una parte de su territorio, habrá que esperar que acuda el mismísimo inspector Clouseau.

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