Por una vez, y salvo interferencias electorales de última hora, parece que los dos partidos mayoritarios del país se van a poner de acuerdo en reformar la Constitución para poner freno al déficit público en futuros gobiernos. En realidad ha habido otras modificaciones anteriores por razones técnicas, pero ésta llama la atención por producirse a pocos días de convocarse elecciones y efectuarse por procedimiento de urgencia. El propósito, que parece razonable, es simplemente que el Estado no nos vuelva a meter en un embrollo económico gastando más de lo que puede.
Pues bien, a una parte considerable de la opinión de todo signo, particularmente listillos de internet y apesebrados de los partidos políticos y sindicatos, esto les parece inadmisible y antidemocrático. La razón: ¿cómo no se celebra un referéndum?
Es bien sabido que quizás la única manera de medir si un Estado es suficientemente serio, tanto hacia dentro como hacia afuera, es el ajuste de todo lo que se hace a la Carta Magna. Pues bien, una parte del país al parecer se ha inventado otra Constitución no escrita que en realidad no existe. La primera norma de esa otra Constitución es que a la legal no hay que hacerla caso porque es de hace 30 años y algunos de ellos ni siquiera la votaron. Por supuesto, el argumento de que las Constituciones más respetadas del mundo, como la de Estados Unidos, tienen ya un par de siglos de vigencia les trae al fresco.
¿Cuáles son las otras normas de la Constitución que no existe? Pues que "los pueblos" (que ellos mismos definen y delimitan como les conviene en caso caso) tienen un supuesto derecho natural a la autodeterminación. Que la única forma de Estado legítima es la República. Que las leyes electorales se pueden cambiar de un día a otro (también a su conveniencia). Y, sobre todo, que cualquier cosa que a ellos les parezca importante hay que someterla a referéndum.
Pero el caso es que, si se molestasen en leer la Constitución real, verían que ésta incluye una serie de reglas muy garantistas para ser modificada. Para la cuestión que ahora se considera, que no tiene que ver ni con la definición del Estado, ni con las libertades públicas, ni con la Monarquía, es preciso contar con tres quintos del Congreso, más tres quintos del Senado. Eso podría parecer relativamente fácil de superar si un partido barre en unas elecciones concretas (aunque hasta ahora siempre se han quedado lejos aún con mayoría absoluta) pero es que hay algo más: un exiguo número del 10% de diputados o un 10% de senadores podría siempre exigir un referendum.
Que en este caso no vaya a ser preciso el referéndum se debe a la "casualidad" que dos partidos que proponen la reforma cuentan ahora mismo con más de un 90% de los diputados y también de senadores legítimamente elegidos en las anteriores elecciones. Pero, según los seguidores de la Constitución que no existe, se va a hacer esta reforma sin contar con nadie. Al parecer, otra cosa sería si tuviese muchos "me gusta" en el facebook.
jueves, 25 de agosto de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario