sábado, 30 de julio de 2011

20-N o la última gracieta

Siempre he sospechado de nuestro presidente del gobierno (el más minúsculo de nuestra democracia) dos cosas: que está obsesionado con la guerra civil y el franquismo mucho más que el 90% de los ciudadanos y que le gusta hacer gracietas, bromas ocultas, quien sabe si como consecuencia de apuestas o promesas con quién sabe quién. No me pareció casual por ejemplo que llevase el dedo estirado y entablillado en su visita al anterior Papa, ni que dijese lo del "acuerdo para follar" con Rusia, o que se entretuviera sentado sólo en una mesa mirando su móvil mientras los dirigentes del mundo formaban un corrillo a sus espaldas.

La convocatoria de las elecciones con la que termina su mandato para el 20-N me parece que es un buen ejemplo de ambas sospechas. Tomó posesión un 14 de abril, el aniversario de la II República y pasará a estar en funciones en el aniversario de la muerte de Franco. Es como si su mandato estuviese un tanto al margen de la historia reciente democrática de España democrática consistiendo más bien en un recuerdo fantasmagórico y "light" de las terribles épocas inmediatamente anteriores.

Al parecer los "barones socialistas" que le estaban presionando para convocar elecciones tenían en mente el día 13 o 27 de noviembre, dejando el 20-N aparcado por razones obvias. Cómo ha debido disfrutar el personaje con esta última (¿o penúltima?) travesura.

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