lunes, 5 de diciembre de 2011

La final de la Copa Davis 2011

Podía también haber llamado esta entrada "el final de un ciclo", puesto que parece que nadie mínimamente competente va a formar parte del equipo el año que viene. El único podría ser Almagro y está demasiado mosqueado, probablemente con razón, como para hacerlo. El futuro del tenis español no existe por el momento y el presente huye en desbandada de esta competición, así que Argentina, Serbia, Francia, Croacia y Estados Unidos tienen vía libre. El único consuelo es que ahora le tocaría a España visitar a todos éstos excepto a los últimos, así que hasta dentro de un par de años como mínimo no vamos a tener un cuadro mínimamente asequible.

Pero aparte de esa triste conclusión la final dió de sí bastantes más cosas. Una de ellas es, nuevamente, la glorificación mediática de Nadal y la relegación de los demás al papel de segundones, cuando la verdad es que, sin el desgaste y la inseguridad que forzó Ferrer en del Potro, hubiese habido un ridículo memorable e histórico. Y también constatar que sin la hazaña de Austin (donde no fué Nadal) España simplemente no habría jugado esta final.

Así que, como en la Copa del 2008 que se ganó sin Nadal en Mar del Plata, esta Copa Davis se debe mucho más a los otros componentes del equipo que a nuestro número uno. Sé que una figura mundial sólo puede jugar la Copa Davis en ocasiones puntuales, a todos les pasa, pero lo que me parece mal es que cuando aparece simplemente a cobrar la pieza en casa y en tierra batida resulta muy feo encabezar la vuelta de honor, como hizo Nadal ayer. Dirá que lo hizo por haber ganado el punto decisivo, pero para mí que se pasó.

Otra conclusión que me parece interesante es la confirmación de que del Potro ha vuelto y, con un poco de suerte, el año que viene puede ser su temporada. Él era uno de los elegidos, en único que no es del trío grande que ha ganado un Grand Slam en los últimos siete años, pero una tremenda lesión se lo llevó por delante. Pero lo que ha hecho estos días en el terreno peor para él, la tierra batida, ha sido simplemente impresionante. Aunque le faltó un pelín más de físico para aguantar a dos bestias pardas en ese terreno.

En cambio, no me gustó para nada la actitud de parte de la afición argentina, alguien les tenía que explicar que en este deporte no está nada de bien visto silbar cuando saca el contrario. Y tampoco la pista (auqnue no fuese una plaza de toros, rectifico mi anterior comentario). Si llega a llover, también habría habido ridículo. La verdad es que se bordeó, pero el hecho es que ya son cinco Copas Davis y, aunque la cuenta no aumente en los próximos años, no está nada mal.

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