miércoles, 28 de diciembre de 2011

Vigilados por las redes sociales

Internet era al principio un lugar ideal de libertad, en el que, respetando la legalidad, se podía expresar cualquier comentario, exageración o, simplemente, tontería, sin que rebasase el ámbito en el que uno estaba.

Pero surgió la red 2.0, la explosión de las redes sociales y todo cambió. Ahora, uno puede inocentemente establecer un perfil para un blog, después ir a un lugar totalmente distinto en otro contexto totalmente distinto, escribir cualquier otra cosa pretendidamente anónima y no advertir que, por defecto, las dos actividades van a quedar relacionadas para cualquier lector.

Eso justo me pasó muy recientemente a través del perfil de google que utilizaba para dar un somero toque personal a este blog. Y eso que no se me ocurre para nada utilizar ninguna de las redes sociales típicas, salvo twitter y sólo como seguidor. De acuerdo que ha sido un error, que aún es evitable, pero siempre que se estén tomando continuamente precauciones. O sea, como en la vida real, ¿qué queda de la libertad extra que antes existía en el mundo virtual? La verdad, muy poquito.

Pongo otro ejemplo, los comentarios en los periódicos. Esta claro que sin moderación, esos comentarios se convertían en verdaderas charcas de patos. Poniendo a un becario mal pagado de moderador, como solía ser el caso, el filtro dejaba aún pasar demasiada basura. Pero ahora casi todos los periódicos han establecido registros para los comentarios, algunos de ellos en sistemas propios de cada periódico, por ejemplo, la red Eskup de el País. Otros asociados a perfiles, supongo que con el mismo efecto que he comentado antes. Pones a Florentino a caldo en el Marca y se tiene que enterar hasta tu último seguidor de un blog de numismática. Además, es un rollo registrarse para comentar en varios periódicos, así que los que se registran son fieles a un periódico en particular, como amigos o enemigos de su línea editorial.

Resultado: los comentarios siguen sin tener mucho que ver con las noticias, diría yo que menos que antes, pero los que los hacen son siempre los mismos y resultan en general bastante menos imaginativos y bastante más pedantes y obsesivos que los antiguos lectores anónimos. Ya ni me molesto en leerlos. Otro tema en el que Internet se ha hecho más aburrido.

En resumen, Internet se está convirtiendo en un duplicado más sedentario de la vida real, en el que hay que ser muy predictible y andar con mucho ojo. Aquella Internet imaginativa y chispeante de los años noventa está quedando ya muy lejos.

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